Año 1992. Yo no sé si mi viejo quería que fuera jugador de Nacional, pero sé que me regaló algo que me cambió la vida para siempre: una camiseta blanca, con cuello y puños azules y rojos y con un escudo en el pecho, del lado del corazón. “Yo no sé si mi padre quería que fuera jugador de Nacional, pero sé que me regaló algo que me cambió la vida para siempre: una camiseta blanca, con cuello y puños azules y con un escudo en el pecho”.